Un hombre, todavía no muy mayor, relataba a un amigo:
- Quise darle a mis hijos lo que yo nunca tuve. Entonces comencé a trabajar catorce horas diarias. No había para mí sábados ni domingos; consideraba que tomar vacaciones era locura o sacrilegio. Trabajaba día y noche. Mi único fin era el dinero, y no me paraba en nada para conseguirlo, porque quería darle a mis hijos lo que yo nunca tuve.
- Y... ¿lo lograste? —intervino el amigo.
- Claro que sí —contestó el hombre— yo nunca tuve un padre agobiado, hosco, siempre de mal humor, preocupado, lleno de angustias y ansiedades, sin tiempo para jugar conmigo y entenderme. Ese es el padre que yo les di a mis hijos. Ahora ellos tienen lo que yo nunca tuve.
Lo que más ansían los niños son momentos para "compartir" con sus padres. La presencia y el amor no se pueden ocupar con dinero.
"A fuerza de hablar de amor, uno llega a enamorarse. Nada tan fácil. Esta es la pasión más natural del hombre."
Blaise Pascal 1623-1662. Científico, filósofo y escritor francés.